jueves, 16 de diciembre de 2010

El comienzo de un sueño

El primer día del curso 2010/2011 lo empecé con mucha fuerza e ilusión. Me había tocado el turno de tarde: de 15:30 a 18:30. Y las asignaturas del primer semestre eran: anatomía, fisiología, bioquímica, sociología y psicología. Las aulas eran muy grandes y en mi clase había 70 personas, algo sorprendente y nuevo para mí porque allá en mi pueblo éramos 12 niños en total los que asistíamos a la escuela.
Las primeras clases no podía coger muy bien los apuntes ya que los profesores hablaban muy rápido y yo no estaba acostumbrada. Me sentaba sola en clase y no hablaba con nadie, no me sentía nada integrada pero tampoco me preocupaba mucho, al principio, porque quería centrarme en la carrera para aprobar todas las asignaturas por todo lo que habían pasado y estaban pasando mis padres y mis hermanos.
En mi clase había un chico extranjero que tampoco hablaba con nadie, por lo que un día decidí acercarme a él en el cambio de clase para entablar una conversación, pero se mostró muy cerrado y distante, además no dominaba muy bien el idioma. Era de Marruecos y tenía 20 años, era moreno y de estatura media. Le propuse que a la salida de clase seguiríamos conversando pero cuando salí no estaba, por lo que me quedé bastante decepcionada y me fui a casa.

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