viernes, 8 de octubre de 2010

El principio de todo

Soy María Teresa Montilla. Nací en un pequeño pueblo de Colombia llamado Guatavita, donde mis padres me criaron junto a mis dos hermanos. Yo era la única chica y la más pequeña de la casa. La vida diaria, desde que yo la recuerdo, era muy dura para todos. Éramos una familia pobre y teníamos que trabajar mucho: mi padre y mis hermanos se ocupaban del campo mientras que mi madre y yo nos dedicábamos a realizar las tareas domésticas.
Cuando tenía 7 años veía que los otros niños iban a la escuela y yo también quería ir, tenía ganas de aprender, de saber cosas nuevas, pero mi padre no me dejaba porque tenía que ayudar a mi madre, ya que estaba enferma y no podíamos pagar un médico. Yo les insistía todos los días porque deseaba conocer el mundo fuera de aquellas cuatro paredes, pero mi padre seguía negándose. Además, mis hermanos tampoco habían ido nunca a la escuela por lo que pensé que sería imposible conseguirlo.
Al cabo de un tiempo, decidí abrirle los ojos a mi padre, y le pedí a la profesora que hablara con él para convencerle ya que ella pensaba que yo debía ir a la escuela igual que otros niños y niñas. Entonces, después de una larga conversación mi padre aceptó con la condición de que tenía que seguir trabajando y ayudando a mi madre. Me puse muy contenta y le agradecí a mi profesora la ayuda. Al día siguiente me esperaba el día más feliz de mi vida.