viernes, 12 de noviembre de 2010

Un sueño por cumplir

La verdad es que fue una reacción muy extraña la de mis padres al escuchar la noticia, no pensaba que se lo tomarían tan bien y mucho menos que lo asimilaran tan rápidamente. Sabían perfectamente que era mi sueño y que si no aprovechaba aquella oportunidad no lo podría hacer nunca, porque los trenes no pasan dos veces en la vida…
Por ello mis padres se lo plantearon muy seriamente y me dijeron que al día siguiente me responderían. Lo cierto es que no confiaba en que aceptarían pero me alegraba saber que no se lo tomaron a risa y que no pasaron del tema.
A la mañana siguiente yo me encontraba ansiosa y muy nerviosa, después del desayuno mantuve una larga conversación con mis padres en la que por fin me dijeron que sí podía ir a estudiar a Madrid. Al principio no me lo creía y me surgieron un montón de preguntas: cómo iban a pagarlo todo, qué iba a hacer yo allí sin conocer a nadie, donde iba a vivir… Pero mis padres supieron tranquilizarme y me dijeron que en Madrid podría contactar con una prima de mi abuela que me ayudaría en todo lo posible, así que me quedé mucho más tranquila aunque en el fondo estaba histérica.
Esa misma mañana solicité y cumplimenté todos los papeles necesarios para la tramitación del curso y para el viaje a España. Por la tarde preparé todas mis cosas y metí en la maleta todo lo necesario. Todavía no me lo creía, hasta que no estuviera en Madrid no me quería despertar de aquel maravilloso sueño.
Pero por supuesto todo tiene un lado malo, o en mi caso un lado muy triste y melancólico: la separación por primera vez de mi familia. Los iba a echar mucho de menos, sobre todo a mis hermanos...
Iba a tener que enfrentarme a un mundo nuevo, y lo tenía que hacer yo sola...

¿Qué me esperaría en España?¿Sabría arreglármelas yo sola?

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